La cuadratura del círculo…vicioso.

Por Rodolfo Monteblanco

 

Desde el tiempo ya remoto del florecimiento de la cultura griega hasta nuestros dias un enigma matemático ha permanecido  sin solución. Inexpugnable. Indescifrable.

La cuadratura del círculo.

Le pusieron cacumen para tratar de resolverlo geometricamente (con regla y compás) tipos tan ranqueados en las ciencias como Euclides, Arquímedes, Pitágoras, Hipócrates… y de aquello, nada. Después, con el devenir de los siglos y pasando por Leonardo, Euler, Chebotariov y muchos más, todos los tipos filtros de su época trataron de cuadrar al círculo pero aquello no daba de ninguna manera. No cuadraba ni atrás ni alante.

Ha sido una cosa tan oscura, tan críptica que hasta sociedades tan misteriosas como los masones tomaron la referencia del compás y la escuadra para su símbolo y escudo significando secretismo e inaccesibilidad.

Hasta que llegó Galois, un chamaco francés que por 1830, aún adolescente (lo mataron en un duelo a espada antes de cumplir 21 años porque además de matemático prodigio parece que era un tipo fácil con las féminas y le gustaban las broncas)  le entró al problema por la vía del álgebra basada en variables complejas y fundamentadas en el uso de π (Pi) y agregandole una bola de decimales al consabido 3.1416 , metió unas formulonas polinómicas que le ronca el tallo y resolvió el asunto, comprobando que con la vista, un par de viejos instrumentos y machacando, no se puede resolver. Solo nos acercamos a la solución añadiendo todos los decimales posibles a dichas variables complejas.

Entonces, cuando el círculo es vicioso, menos puede cuadrarlo la geometría.

Ya saben, esos círculos donde no hay esto porque no se resuelve aquello y no se resuelve aquello porque no hay esto. Esos tiovivos que no importa para donde giren ni lo ancho que sean, que siempre vuelves al mismo punto y puedes sumar kilómetros y kilómetros  recorridos sin ir a ningún lugar.

Y eso ha sido Cuba por 54 años. Un círculo vicioso con millones de gente dando vueltas en la periferia del redondel sin ir a ningún lado. Un círculo vicioso que no ha habido quien lo cuadre ni lo rompa, porque falta el elemento principal para resolverlo.

A no ser que como el muchachón Galois, empecemos de una vez a meterle decimales a todas las variables que quepan en la fórmula, por complejas que sean, para resolver el problema. Cientos, miles, millones de decimales en todas las variantes, empujando por dentro de todo el perímetro hasta que el círculo se hinche y como es inflexible (aunque ahora intenten embarajar la jugada para consumo de ilusos) aquello explote como un triquitraque.

Lo demás es seguir con una regla y un compás midiendo medidas y reformas chiquiticas e insignificantes, pensando que por ahí se resuelve el asunto nacional, mientras damos  vueltas sin llegar a ningún lado, que es lo que le gusta a los camajanes que montaron el carrousel de fantasía que ha sido Cuba desde 1959 y quieren que siga funcionando con sus hijos, sus nietos y todo el familión . Y ya sabemos que en eso nos van a agarrar miles de años. El viejo Pitágoras, por ejemplo, ya andaba dando vueltas con la regla y el compás tratando de cuadrar el círculo 550 años antes de Cristo. Así que ya saben como es la jugada por la que estan apostando algunos en las dos orillas del charco. Y esos, aunque se disfracen de filósofos, no son ni la chancleta de Pitágoras.