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Las cinco fases del éxito.
Por Arturo Bonet Canizares
Puede que muchos conozcan a Bill Whittle y su show político unipersonal llamado “Afterburner”. Si no lo conocen, se lo recomiendo por directo y politicamente incorrecto.
Recientemente, en un show dedicado a la Ocupación de Wall Street, recordaba Bill lo que se conoce en sociología como las “Cinco Fases del Exito”, un proceso inevitable para alcanzar los objetivos que se trace un individuo, un colectivo, un movimiento social.
Sobra mencionar de paso, que el fracaso del referido movimiento es inevitable al fallar en la estructuración de practicamente todas las fases que permiten alcanzar el éxito.
Pienso entonces que sería útil para todos los compatriotas y sin extendernos demasiado, conocer, debatir e interiorizar la necesaria estructuración de esas fases, imprescindible para los que tanto dentro como fuera de Cuba nos empeñamos en una obra de reconstrucción nacional y nos preguntamos las mejores maneras de unificar el empeño que ponga fin al totalitarismo y al enmascarado continuismo que hoy intenta vendernos el régimen con el beneplácito evidente de ciertos sectores internos e externos, incluyendo en los últimos a partidos y estados democráticos.
Primera Fase: Imaginación.
Para intentar materializar algo lo primero tiene que ser imaginarlo. Concretar una visión del proyecto, de la acción. Sin esa imaginación habrá siempre gente que mira al desierto y solo ve arena. Otros, los que crean, verán ciudades, sembrados, arboledas y carreteras. Esos serán los únicos capaces de lograrlo.
Segunda Fase: Ambición.
Para algunos la ambición de lograr algo les parece negativa, inapropiada. Nada mas alejado de la verdad y a ese cliché se opone lo que en inglés se conoce como “entitlement” y traducimos al castellano parcamente como “derecho”. Pero nada tiene que ver con los derechos universales e inalienables del ser humano, sino al sentirse con derecho a lo que no se ha ganado. Sin la ambición por lograr una obra y sintiendose con derecho a lo que otro ha obtenido, nada será alcanzado.
Tercera Fase: Habilidad.
La habilidad necesaria para lograr un objetivo va mas allá del conocimiento. Tiene que ver con la capacidad del individuo o del grupo para materializar una acción. La sociedad actual está ahíta de “conocimiento inútil” y trivialidad que no contribuyen a habilidad alguna.
Cuarta Fase: Etica de Trabajo.
Esta fase no necesita mucha argumentación para comprenderla. Sin una ética de trabajo y respeto total por el mismo y por los demás no habrá producto, ni forma de unir el esfuerzo común.
Quinta Fase: Perseverancia.
Un viejo adagio nos dice “El que persevera triunfa”. Y no es gratuito. Podemos cumplir todos los requisitos anteriores, pero nada se obtiene sin reveses, sin fallos, sin retrocesos y contra esos obstáculos solo la perseverancia triunfa, la voluntad fuerte y dirigida a la conclusión de la obra.
Podemos entonces preguntarnos como nos vemos preparados como nación para la obra de la reconstrucción nacional. ¿Somos capaces de imaginar en común y concurrir en la nación que queremos? ¿Tenemos la suficiente ambición para lograrlo o sentimos que alguien debe hacerlo por nosotros y tenemos derecho a disfrutarlo? ¿Somos lo suficientemenet hábiles, éticos y perseverantes para ese esfuerzo?
Estas no son preguntas retóricas. Y las respuestas serán capaces de ofrecernos un escenario muy próximo a la realidad nacional y a proyectarnos a la que debe ser.
Arturo Bonet Cañizares.
O NOS UNIMOS, O PERECEMOS
Por Concilia Rodriguez
Con las medidas económicas, implementadas por el Nos convocaron a una huelga general y colabore al igual que lo hicieron los industriales cubanos venezolanos, En el año 2006 recibí una llamada de una ingeniero zuliana, pidiendo nos reuniéramos con otras mujeres de Lara, |
EL TIEMPO DEL EXILIO
RESUMEN SOBRE LA LETRA EFE EN CUBA
Éramos felices y no lo sabíamos.
Antes de la aparición del Teniente Hugo Chávez en la escena pública, aparición lamentable por demás puesto que lo hizo dando un golpe de Estado, los venezolanos nos autodenominábamos (la mayoría) APOLITICOS. Mientras tuviéramos un trabajo y algunos pudiéramos vivir bien, más o menos bien, o regular “pal’ tiempo,” la forma de participación política del ciudadano común era por medio del voto, pero, para los últimos años de la década de los noventa, prácticamente habíamos abandonado este derecho. ¿Qué nos provocó esta desidia electoral? Las malas políticas económicas implementadas por los gobiernos Adecos y Copeyanos, que desde 1958 ocuparon el poder gubernamental y que el ciudadano común denominaba “cinco años copey, cinco años AD, para qué votar si total esto no lo arregla nadie” Desde la debacle del viernes negro (viernes 18 de febrero de 1983) en el gobierno de Luis Herrera Campins, hasta las medidas económicas implementadas por Carlos Andrés Pérez.
Esa madrugada cuando se rompieron los vidrios de las ventanas en el cuarto donde dormía con mi hijo, de tan solo seis meses de nacido, porque los aviones rompieron la barrera del sonido y, mi niña de 7 años llamaba a su padre (que tenía dos meses de haber muerto) en ese momento, en el pequeño apartamento cerca del aeropuerto de Barquisimeto, fue cuando sentí más grande mi soledad. Ya no estaba el hombre alto, fuerte e inteligente que todo lo resolvía. Me acurruque con mis hijos que luego de un rato que no se oía nada más, se quedaron dormidos. Cuando todas las radios, televisoras y periódicos del país hablaban del golpe de Estado perpetrado (aunque fallido) por un grupo de militares y salía la imagen del Teniente Chávez diciendo: “por ahora los objetivos no fueron alcanzados”, mi mente, al igual que la del resto de los venezolanos sufrió un abrupto cambio, unos con la idea de que acababa de nacer un “héroe”, otros con la certeza de que este Teniente no tenía vida en un país con cultura democrática.
Así éramos de ingenuos los venezolanos, acostumbrados como estábamos a protestar y que los gobiernos tomaran medidas, para resolver conflictos lo mejor posible. Un país donde gritábamos a todo pulmón a cualquiera por mucho uniforme militar que llevara puesto, “estás son mis tierras y no entra a menos que traiga la orden de un juez, este es mi negocio, mientras cumpla con la ley nadie me saca ni medio” y, así era nuestra vida, con derechos plenos.
Un mes después del fallido golpe de Estado regrese a mi casa en el campo, en una zona agrícola y pecuaria, en esta zona estoy rodeada por cubanos. A estos cubanos con nacionalidad venezolana, fue a los primeros que se les prendió la alarma de “esto está mal, ya lo hemos vivido” toda vez que el teniente salió a la palestra política venezolana. Como ya les dije, algunos lo miraron como héroe. Luego de que el teniente fue indultado por el presidente (para la época) Rafael Caldera , en poco tiempo consiguió el apoyo de venezolanos con poder económico y venezolanos frustrados, no por las políticas de los democráticos gobiernos, sino frustraciones personales que solamente son culpa del propio individuo.
Yo entro en el grupo de los más ingenuos que pensaba, «un tipo como ese no gana en mi país y si gana dentro de cinco años votaran por otro y San se acabó” por lo que ni siquiera me molesté en ir a votar. Todo lo que vino después que fue electo es bien sabido por todo el mundo, la otrora Venezuela conocida como el País de las misses y el petróleo, se convirtió en el País de Don Regalón. Fue entonces cuando comenzamos a pensar “éramos felices y no lo sabíamos”.VIVA LA DEMOCRACIA.
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